
La clave para sobrevivir en la M-30 no es la suerte ni la velocidad, sino la capacidad de decodificar el tráfico y desmantelar los riesgos antes de que se materialicen.
- La visibilidad en invierno depende más del contraste y el movimiento que del color de tu equipación.
- El cálculo mental de la distancia de frenado es un fallo psicológico común que se puede corregir con técnica.
- La anticipación no es un don, es una habilidad entrenable basada en la lectura de micro-señales de otros vehículos.
Recomendación: Abandona la mentalidad de «viajero reactivo» y adopta la de un «estratega del asfalto», gestionando activamente tu espacio y energía.
Cada día, miles de motoristas se enfrentan al mismo desafío: conquistar las arterias de Madrid, la M-30 y la M-40, durante la hora punta. Es un ballet caótico de acero y asfalto donde una moto de media cilindrada parece la herramienta perfecta: ágil, eficiente y rápida. Sin embargo, la conversación sobre seguridad a menudo se estanca en consejos genéricos como «hazte ver» o «mantén la distancia». Son recomendaciones válidas, pero fundamentalmente incompletas para un entorno tan exigente. Tratan al motorista como un objeto pasivo que debe reaccionar ante las amenazas.
La experiencia en formación de motoristas para tráfico denso me ha enseñado una verdad crucial. Pero ¿y si el enfoque estuviera equivocado? ¿Y si la verdadera clave para la supervivencia y el confort no fuera reaccionar mejor al peligro, sino desmantelar los riesgos antes de que lleguen a existir? La seguridad en vías rápidas no se basa en el instinto, sino en una ciencia de la anticipación. Se trata de pasar de ser una víctima potencial del entorno a convertirse en un gestor activo de tu propia «burbuja de control». Esto implica entender la física detrás de un adelantamiento con viento, la psicología tras un error de cálculo en la frenada y la neurología de cómo el ruido afecta a tu capacidad de decisión.
Este artículo no es una lista de consejos. Es un manual de estrategia. A lo largo de las siguientes secciones, vamos a deconstruir ocho situaciones críticas específicas de la conducción en las circunvalaciones madrileñas. No te diré simplemente «qué» hacer, sino «por qué» funciona, transformando tu manera de percibir y procesar el entorno. El objetivo es que, al terminar, no solo conduzcas más seguro, sino que lo hagas con una mayor confianza y un menor nivel de estrés, dominando el flujo del tráfico en lugar de luchar contra él.
Para abordar de forma estructurada estos desafíos, hemos organizado el contenido en capítulos específicos. Cada uno se centra en una habilidad o conocimiento concreto, permitiéndote asimilar las técnicas de conducción defensiva de manera progresiva y lógica. A continuación, encontrarás el índice de los temas que vamos a tratar.
Sumario: Las claves para dominar la M-30 y M-40 en moto
- Por qué llevar ropa oscura en invierno te hace invisible a partir de las 18:00: ¿Qué nivel de resistencia a la abrasión (A, AA, AAA) necesitas realmente para carretera?
- Cómo adelantar a un camión con viento racheado sin perder la trayectoria?
- Cúpula Touring o de serie: ¿cuál elegir para reducir el ruido en el casco a 120 km/h?
- El fallo de cálculo en la distancia de frenado que causa el 40% de alcances en autovía
- Cuándo salir de casa en invierno para evitar el deslumbramiento crítico del amanecer?
- Tapones para oídos o casco silencioso: ¿qué es más efectivo para prevenir la sordera?
- Guantes calefactables o de invierno grueso: ¿qué permite frenar con más precisión?
- Cómo predecir los movimientos de los coches antes de que ocurran para evitar el 90% de accidentes?
Por qué llevar ropa oscura en invierno te hace invisible a partir de las 18:00: ¿Qué nivel de resistencia a la abrasión (A, AA, AAA) necesitas realmente para carretera?
El clásico consejo «hazte ver» es el mantra de la seguridad en moto, pero en las condiciones de luz cambiante de la M-30 en invierno, es una verdad a medias. El problema no es solo ser visto, sino destacar sobre un fondo visualmente ruidoso. Al atardecer, entre las luces de los coches, los reflejos del asfalto mojado y la iluminación anaranjada de los túneles, una chaqueta negra, por muy elegante que sea, te convierte en un fantasma. Un caso reciente de un accidente grave en la M-30 en horario nocturno vuelve a poner el foco en la vulnerabilidad del motorista. El cerebro humano detecta el movimiento y el contraste, no necesariamente el color. Por eso, pequeños elementos reflectantes en zonas clave (hombros, espalda, tobillos) son más efectivos que una prenda de color claro sin reflectantes, ya que crean un patrón de movimiento reconocible.
Esta falta de visibilidad es una preocupación real; de hecho, para un 61% de los motoristas españoles la visibilidad es un factor crítico de seguridad. Pero la protección pasiva va más allá. Hablemos de la resistencia a la abrasión, clasificada bajo la norma EN 17092. Para un trayecto diario por la M-30 o M-40, donde la velocidad media es alta, una equipación con certificación Clase A es manifiestamente insuficiente. Está diseñada para velocidades urbanas bajas. Para vías rápidas, necesitas un mínimo de Clase AA, que garantiza protección en las zonas de impacto clave durante un deslizamiento a alta velocidad. La Clase AAA, aunque superior, suele ser más rígida y menos cómoda para el día a día, reservándose más para circuito. Elegir Clase AA es el equilibrio inteligente entre protección real y confort para el commuter.

La imagen superior no deja lugar a dudas. La diferencia entre ser una sombra y una presencia clara es una decisión que se toma antes de subir a la moto. No se trata de parecer un árbol de Navidad, sino de aplicar inserciones estratégicas que definan tu silueta en el complejo entorno lumínico de las circunvalaciones. El objetivo es reducir la carga cognitiva de los otros conductores para que procesarte visualmente sea una acción instantánea y sin esfuerzo.
Cómo adelantar a un camión con viento racheado sin perder la trayectoria?
Adelantar a un vehículo pesado en la M-40 ya es una maniobra que requiere concentración. Si le añadimos viento racheado, la situación se convierte en una lección de física aplicada. El error más común es centrarse únicamente en la turbulencia que se produce al salir del rebufo del camión. Sin embargo, el proceso de desestabilización empieza mucho antes y tiene tres fases: la aproximación, la zona de «vacío» y la exposición brusca al viento.
El camión crea una pantalla que te protege del viento lateral. Mientras estás detrás, tu cuerpo y la moto están en una calma relativa. El peligro reside en el cambio súbito de presión. Al empezar a adelantar, pasas de una zona de baja presión (el rebufo) a una de alta presión (el viento lateral) en una fracción de segundo. Este «muro de aire» empuja la moto violentamente. La reacción instintiva es contraer los músculos y luchar contra el manillar, lo que agrava el problema al transferir la inestabilidad a todo el chasis. La clave, como en tantas técnicas de conducción avanzada, es la relajación y la anticipación, no la fuerza bruta.
La técnica correcta implica una secuencia de acciones conscientes para gestionar la energía del viento. No se trata de resistirlo, sino de fluir con él. Para ello, es fundamental transformar la teoría en un procedimiento metódico:
- Evalúa la dirección del viento: Antes de iniciar la maniobra, observa la vegetación de la mediana o las mangas de viento si las hay. Necesitas saber de qué lado vendrá el «golpe».
- Aumenta la distancia lateral: No te pegues al camión. Deja un carril completo de separación si es posible. Esto suaviza la transición entre la zona de calma y la de viento.
- Aplica contramanillar preventivo: Justo antes de que tu rueda delantera sobrepase la trasera del camión, aplica una ligera pero firme presión en el semimanillar del lado del que viene el viento. Si el viento viene de la izquierda, empuja el semimanillar izquierdo. Esto inclinará la moto hacia el viento, preparando el chasis para recibir el empuje.
- Acelera con decisión y suavidad: Una aceleración progresiva aumenta el efecto giroscópico de las ruedas, lo que incrementa la estabilidad de la moto. No dudes.
- Mantén el cuerpo relajado: Agarra el manillar con firmeza pero sin rigidez. Deja que la moto absorba la ráfaga. Tu trabajo es mantener la trayectoria, no luchar contra cada oscilación.
Dominar esta maniobra aumenta drásticamente tu seguridad y reduce la «carga cognitiva», permitiéndote conducir de forma más serena y controlada.
Cúpula Touring o de serie: ¿cuál elegir para reducir el ruido en el casco a 120 km/h?
A 120 km/h en la M-40, el enemigo invisible es el ruido del viento. No es solo una molestia; es un factor de fatiga y un riesgo para la audición. Esta agresión acústica, conocida como «carga cognitiva», disminuye tu capacidad de concentración y acelera el cansancio, afectando directamente tu seguridad. La cúpula de serie de la mayoría de motos de media cilindrada está diseñada como un compromiso estético y funcional, pero rara vez es óptima para desviar el flujo de aire por encima del casco de cada piloto a alta velocidad. Genera turbulencias justo a la altura de la cabeza, creando un ruido sordo y persistente.
La solución parece simple: una cúpula más alta, tipo «touring». Sin embargo, «más grande» no siempre significa «mejor». La eficacia de una cúpula depende de la aerodinámica del conjunto moto-piloto. La altura del piloto, su postura y la forma del casco son variables cruciales. Una cúpula demasiado alta puede crear un vacío detrás de ella que te «empuje» hacia delante, mientras que una con un ángulo incorrecto puede dirigir el aire turbulento directamente a la parte superior o lateral del casco, empeorando el ruido.
Un análisis comparativo del mercado muestra una clara relación entre el tipo de cúpula y su rendimiento. La elección correcta no es un asunto de preferencia, sino de adaptación a tus necesidades específicas de confort y seguridad acústica.
| Tipo de cúpula | Reducción de ruido (dB) | Velocidad óptima | Precio medio | Instalación |
|---|---|---|---|---|
| Cúpula de serie | 2-3 dB | 80-100 km/h | Incluida | Original |
| Cúpula touring baja | 4-6 dB | 100-120 km/h | 150-250€ | 30 minutos |
| Cúpula touring alta | 6-8 dB | 120-140 km/h | 200-350€ | 30 minutos |
| Cúpula regulable | 5-10 dB | Variable | 300-500€ | 45 minutos |
La experiencia práctica confirma estos datos. Como bien lo expresa un motorista con años de experiencia en las circunvalaciones madrileñas:
Después de probar varias cúpulas, la diferencia real no está solo en la altura, sino en encontrar el punto exacto donde el flujo de aire pasa por encima del casco sin crear turbulencias. En mi caso, con 1,75m de altura, una cúpula touring media me redujo el ruido de 95dB a 87dB a 120km/h en la M-40.
– Motorista veterano, Consejos para circular en la ciudad
La elección ideal para el commuter de la M-30/M-40 suele ser una cúpula touring media o una regulable. Permite ajustar el flujo de aire para que pase limpiamente por encima de tu casco, creando una «burbuja de silencio» que reduce la fatiga y te permite concentrarte en lo que de verdad importa: la carretera.
El fallo de cálculo en la distancia de frenado que causa el 40% de alcances en autovía
En el denso tráfico de la M-30, la distancia de seguridad no es un número fijo, es un concepto dinámico que el cerebro humano es notablemente malo para calcular en tiempo real. El principal fallo de cálculo no es subestimar la distancia física, sino ignorar el tiempo de reacción. Antes de que tu mano apriete el freno, tu cerebro debe detectar el peligro, procesarlo y enviar la orden. Este proceso, en un conductor atento, dura aproximadamente un segundo. A 120 km/h, en ese segundo has recorrido 33 metros. Has «gastado» 33 metros de asfalto antes siquiera de empezar a frenar.
Aquí es donde entra en juego la gestión de la energía cinética. Una moto de media cilindrada a 120 km/h acumula una cantidad de energía tremenda. Disiparla requiere espacio y tiempo. Según datos técnicos, en condiciones óptimas de asfalto seco, una moto de media cilindrada necesita entre 44 y 56 metros para detenerse por completo una vez se accionan los frenos. Sumando el tiempo de reacción, la distancia total de detención real se acerca a los 90 metros. ¿Cuántos motoristas mantienen tres campos de fútbol de distancia con el coche de delante? Prácticamente ninguno. Este desfase entre la distancia real necesaria y la percibida es la causa raíz de la mayoría de alcances.
El problema se agrava exponencialmente con factores como el asfalto mojado, que puede duplicar la distancia de frenado, o neumáticos gastados. La creencia de que «en moto se frena en menos espacio» es un mito peligroso, especialmente en motos sin ABS de última generación, donde una frenada de pánico puede llevar al bloqueo de la rueda.

La imagen muestra la cruda realidad física. El asfalto mojado no perdona los errores de cálculo. La única defensa es crear una «burbuja de control» más grande de lo que tu instinto te dicta. La regla de los «dos segundos» es un mínimo absoluto en condiciones perfectas. En el tráfico de la M-30 en un día de lluvia, deberías pensar en cuatro o cinco segundos. No es una medida conservadora, es una medida realista basada en la física y la biología de la reacción humana.
Cuándo salir de casa en invierno para evitar el deslumbramiento crítico del amanecer?
En invierno, el sol se convierte en un enemigo formidable para quienes circulan por la M-30 y M-40 en dirección este-oeste durante las primeras horas de la mañana. El problema no es solo la molestia visual; es un fenómeno de ceguera temporal que elimina por completo la percepción de profundidad y oculta los peligros. El ángulo bajo del sol crea un velo de luz que hace invisibles las luces de freno, los vehículos parados y los cambios de carril repentinos. Este deslumbramiento crítico no dura todo el amanecer, sino que ocurre en una ventana muy específica de 15 a 20 minutos.
La estrategia para combatir este riesgo no es un equipamiento milagroso, sino la planificación. Salir de casa 30 minutos antes o 30 minutos después del pico del amanecer puede ser la diferencia entre un trayecto tranquilo y uno de alto riesgo. Consultar la hora exacta de la salida del sol para ese día específico en Madrid es el primer paso. Si tus horarios no te permiten esa flexibilidad, la estrategia debe ser defensiva: aumentar drásticamente la distancia de seguridad, reducir la velocidad y utilizar las sombras de edificios o puentes como «refugios» visuales temporales para permitir que tus ojos se reajusten.
La limpieza de la visera del casco es otro factor fundamental que a menudo se pasa por alto. Una visera con arañazos, suciedad o vaho actúa como un difusor de la luz, multiplicando el efecto del deslumbramiento. Es imprescindible mantenerla impecable por dentro y por fuera. Una simple toallita de microfibra o una toallita antivaho en un bolsillo puede marcar una diferencia enorme. Para los cambios bruscos de luz, como al entrar y salir de los túneles de la M-30, una visera fotocromática o un visor solar interno son las soluciones más eficaces, ya que permiten una adaptación casi instantánea sin necesidad de soltar el manillar.
Para gestionar eficazmente este riesgo predecible, es útil seguir un plan concreto:
- Consultar la hora del amanecer: Usa una aplicación meteorológica para saber la hora exacta.
- Ajustar la hora de salida: Intenta evitar la ventana de +/- 15 minutos alrededor de la hora del amanecer.
- Mantener la visera impoluta: Límpiala antes de cada viaje.
- Equipar un sistema de protección solar: Considera un casco con visor solar interno o una visera fotocromática.
- Adaptar la conducción: Si el deslumbramiento es inevitable, reduce la velocidad y aumenta la distancia como si condujeras con niebla espesa.
Tapones para oídos o casco silencioso: ¿qué es más efectivo para prevenir la sordera?
La sordera inducida por el ruido es un riesgo real y subestimado para los motoristas que circulan a diario por vías rápidas. La exposición prolongada a niveles de ruido elevados causa un daño permanente en las células ciliadas del oído interno. El problema es que el umbral de daño auditivo se sitúa en torno a los 85 decibelios (dB) de exposición continuada, y según diversos estudios, el ruido dentro del casco a 120 km/h puede alcanzar los 95-105 dB. Esto significa que en cada trayecto por la M-40, estás sometiendo a tus oídos a un nivel de ruido potencialmente lesivo.
Existen dos enfoques principales para mitigar este problema: reducir el ruido en su origen (un casco más silencioso) o bloquear su llegada al oído (tapones). Un casco «premium» catalogado como silencioso puede reducir el ruido entre 5 y 10 dB gracias a un mejor diseño aerodinámico, acolchados más densos y un ajuste más preciso en el cuello. Es una mejora notable, pero por sí sola, a menudo no es suficiente para bajar de la barrera de los 85 dB. Su principal ventaja es que es una protección pasiva que no requiere ninguna acción por parte del piloto una vez puesto.
Los tapones para los oídos, por otro lado, ofrecen una atenuación del ruido mucho mayor, que puede ir de 15 a 30 dB. Esto sitúa el nivel de ruido percibido en una zona mucho más segura. Existen desde tapones de espuma desechables, muy económicos y eficaces, hasta tapones a medida con filtros específicos que atenúan las frecuencias dañinas del viento pero permiten escuchar sonidos importantes como las sirenas o el motor. La combinación de un buen casco y unos tapones es, sin duda, la máxima protección posible.
La decisión final a menudo se reduce a una comparativa entre coste, eficacia y comodidad. Un análisis a largo plazo revela las implicaciones de cada opción.
| Solución | Reducción ruido | Coste 5 años | Ventajas | Desventajas |
|---|---|---|---|---|
| Tapones desechables | 20-30 dB | 150-200€ | Económico, muy efectivo | Reemplazo constante, menos cómodos |
| Tapones a medida | 15-25 dB | 200-300€ | Duraderos, cómodos, filtros selectivos | Inversión inicial alta |
| Casco premium silencioso | 5-10 dB | 600-900€ | Protección integral, comodidad | Menos efectivo por sí solo, caro |
| Combinación casco+tapones | 25-35 dB | 800-1100€ | Máxima protección, confort acústico total | Mayor coste total, doble paso |
Para el commuter diario de la M-30/M-40, la solución más efectiva en relación coste-beneficio son los tapones a medida. Ofrecen una excelente atenuación, son cómodos para el uso diario y, a largo plazo, su coste es razonable. Proteger tu audición no es un lujo, es una parte esencial de tu equipamiento de seguridad.
Guantes calefactables o de invierno grueso: ¿qué permite frenar con más precisión?
Con la llegada del frío, la elección de los guantes se convierte en un dilema de seguridad. La opción tradicional son los guantes de invierno gruesos, con múltiples capas de aislamiento. Protegen del frío, pero a un coste muy alto: la pérdida de tacto y precisión. El grosor del material crea una barrera entre tus dedos y las manetas de freno y embrague, obligándote a realizar movimientos más amplios y torpes. Se pierde la capacidad de modular la frenada con exactitud, un aspecto crítico en el tráfico denso y cambiante de la M-30, donde una frenada precisa es vital.
La alternativa tecnológica son los guantes calefactables. Su diseño es radicalmente diferente: utilizan una capa de aislamiento más fina, similar a la de un guante de entretiempo, y compensan la pérdida de abrigo con un sistema de resistencias eléctricas que generan calor. El resultado es revolucionario para la conducción en invierno. Mantienen las manos calientes sin sacrificar el tacto. Permiten sentir la maneta del freno con la misma precisión que en verano, posibilitando una modulación fina y un control total sobre la presión de frenado.
Un test práctico realizado en condiciones controladas cuantificó esta diferencia de forma alarmante. Se demostró que los motoristas que usaban guantes de invierno gruesos tenían un aumento en el tiempo de reacción de frenada de 0.3 segundos en comparación con quienes usaban guantes calefactables finos. Puede no parecer mucho, pero a 50 km/h, una velocidad común en los tramos congestionados de la M-30, esos 0.3 segundos se traducen en 4.2 metros adicionales de distancia de frenado. Es la diferencia entre detenerse a tiempo y un alcance.

La imagen lo dice todo: el control nace en las yemas de los dedos. Cualquier elemento que interfiera con esa conexión directa entre el piloto y la máquina es un riesgo de seguridad. Mientras que los guantes gruesos te obligan a «adivinar» la presión que estás ejerciendo, los calefactables te permiten sentirla. En una frenada de emergencia, esa diferencia de tacto es la que te permite aplicar la máxima presión sin llegar a bloquear la rueda, optimizando la capacidad de detención de tu moto.
Puntos clave a recordar
- La seguridad proactiva es más eficaz que la reactiva: anticipar es mejor que esquivar.
- Tu equipación es tu primera línea de defensa: invierte en visibilidad, abrasión y confort térmico para reducir la carga cognitiva.
- La técnica lo es todo: dominar maniobras como el adelantamiento con viento o la frenada de precisión te da el control del entorno.
Cómo predecir los movimientos de los coches antes de que ocurran para evitar el 90% de accidentes?
Llegamos al núcleo de la conducción defensiva avanzada: la «lectura de intención». No se trata de un poder psíquico, sino de una habilidad entrenada para detectar patrones y micro-señales que los conductores emiten inconscientemente antes de realizar una maniobra. Un instructor con décadas de experiencia lo resume así: «El 90% de las maniobras peligrosas de los coches se pueden anticipar». La clave es dejar de mirar los coches como objetos y empezar a observar a los conductores y el comportamiento dinámico de sus vehículos. El coche «habla» constantemente; solo hay que aprender su idioma.
La mayoría de los motoristas fijan su atención en las luces de freno e intermitentes. Es un buen comienzo, pero es insuficiente porque muchos conductores no señalizan o lo hacen tarde. La verdadera anticipación se basa en leer las señales que preceden a la acción. Por ejemplo, antes de un cambio de carril, un conductor casi siempre girará la cabeza para mirar por el retrovisor o el ángulo muerto. Ese sutil movimiento de cabeza es tu señal, segundos antes de que el coche empiece a moverse. Otro indicador infalible son las ruedas delanteras. Un ligero giro de apenas unos grados es el preludio inequívoco de un cambio de carril. Aprender a escanear no solo el coche, sino específicamente sus ruedas y la cabeza del conductor, te da una ventaja temporal crucial.
Esta habilidad transforma por completo la experiencia de conducir en el tráfico denso de la M-30. En lugar de vivir en un estado de alerta constante, reaccionando a sustos, pasas a un estado de vigilancia relajada. Ves las jugadas antes de que ocurran, creando espacio y tiempo para actuar con calma. Esto es especialmente vital al practicar el «filtrado» entre carriles en atascos, una maniobra legal en España si se hace con precaución. La lectura de intención te permite identificar al conductor distraído con el móvil o al que está a punto de cambiar de carril sin mirar, permitiéndote evitar esos huecos y elegir un camino más seguro.
Plan de acción para la lectura predictiva del tráfico
- Observar las ruedas delanteras: Un giro de 5-10 grados indica un cambio de carril inminente. Es la señal más fiable.
- Identificar el ‘balanceo’ del coche: Fíjate en cómo se comprime la suspensión de un lado justo antes de un giro o cambio de carril brusco.
- Vigilar la posición de la cabeza del conductor: Busca movimientos de cabeza hacia los retrovisores o ángulos muertos. Es tu alerta temprana.
- Detectar el ‘patrón errático’: Pequeñas variaciones de velocidad o ligeros zigzagueos en el carril suelen delatar a un conductor distraído (móvil, GPS, etc.).
- Anticipar en las salidas: La mayoría de los coches empiezan a posicionarse en el carril de salida unos 200 metros antes de llegar a ella. Anticipa su movimiento.
Dominar estas técnicas te convierte en un estratega del tráfico. Dejas de ser una pieza pasiva en el tablero para convertirte en un jugador que anticipa los movimientos del oponente. Esta es la esencia de la supervivencia en las grandes circunvalaciones.
Aplicar estos principios de forma consistente es lo que te permitirá disfrutar de la agilidad y libertad de tu moto, incluso en el entorno más hostil. El siguiente paso lógico es evaluar tu propio equipamiento y técnica con un ojo crítico y empezar a implementar estas mejoras en cada uno de tus desplazamientos diarios.
Preguntas frecuentes sobre la conducción en la M-30 y M-40
¿A qué hora es más peligroso el deslumbramiento solar en la M-30 en invierno?
El periodo más crítico se da entre las 8:00 y las 9:00 de la mañana durante los meses de diciembre a febrero. Es especialmente peligroso en los tramos con una orientación clara este-oeste, donde el sol se alinea directamente con la calzada, provocando ceguera temporal.
¿Qué tramos de la M-40 son más problemáticos con el sol bajo?
Los motoristas deben tener especial precaución en los tramos de la M-40 situados entre la A-5 (carretera de Extremadura) y la A-6 (carretera de A Coruña) en sentido norte. En sentido sur, los tramos más conflictivos por el deslumbramiento del amanecer son los que van de la A-2 (carretera de Barcelona) a la A-4 (carretera de Andalucía).
¿Es mejor usar visera solar interna o gafas de sol para los túneles?
Para los cambios bruscos de luminosidad, como los que se experimentan al entrar y salir de los numerosos túneles de la M-30, la solución más segura y eficaz es una visera fotocromática. Esta se adapta automáticamente a la luz ambiental, oscureciéndose o aclarándose sin que el piloto tenga que hacer nada. Un visor solar interno es la segunda mejor opción, ya que se puede accionar con una sola mano sin detenerse.